Comentario
M. Ulpio Trajano no había cambiado su nombre por el de su padre adoptivo, Nerva, lo que puede ser interpretado como un indicio del carácter formal de la adopción. Aun perteneciendo a una familia procedente de Italica (Santiponce, prov. Sevilla), su actividad política no lleva marcas puramente hispanas. El que en sus monedas se hiciera propaganda religiosa de Hércules refleja su intención de servirse de la ideología de la victoria asociada a este dios más que una referencia al origen familiar. El Hércules venerado en Foro Boario de Roma, Hércules Invictus, y el Hércules, también Victor, patrono de la ciudad de Tibur (Tívoli), residencia preferida de los senadores hispanos pueden ayudar a justificar las preferencias religiosas de Trajano. Beaujeu ha demostrado que Trajano mantiene una vinculación a los grandes dioses de la religión romana como medio de apoyo y justificación del poder (es significativa su propaganda de Júpiter y de Diana) y que no fue innovador en la aceptación de cultos o dioses extranjeros.
Trajano continúa la línea fijada por Nerva de sostener buenas relaciones con el Senado. Pero ello no indica ni cesión de prerrogativas políticas ni, por lo mismo, retorno al Senado de capacidades antiguas en la toma de decisiones. Se trata más bien de un reconocimiento de esta cámara como máximo órgano consultivo así como de gestos políticos tendentes a dar una mayor apariencia participativa. Trajano no dudó en condenar a senadores acusados de malversación de fondos. Pero reconoció que se podía conceder mayor libertad de expresión y de toma de decisiones en asuntos menores a una cámara que no contaba ya con componentes deseosos de restablecer la República. Como gestos de este reconocimiento se suelen citar las escasas ocasiones en que Trajano ocupó el consulado, sólo seis veces, y la negativa a desempeñar el cargo de censor. El privilegio, heredado de Vespasiano, de tener autoridad de aplicar la adlectio fue suficiente para promocionar a caballeros distinguidos por sus méritos y servicios al Estado.